Castellucci
Son 12 o 15
momentos: ruptura de los vidrios, un bloque que se derrite para que caiga un
cuerpo desnudo, llanto continuo, una luz celestial que cae, una espada caliente
semejante a la de la justicia que quema, la cabeza que crece, decapitaciones,
la otra: yo o el otro, la decisión-indecisión entre derecha e izquierda, los
golpes recibidos, la desnudez, las heroínas decapitadas, las cosas enumeradas,
un rayo que penetra en la cabeza de la mujer, un rayo que atraviesa, caricias
de ella con la otra...
Hey Girl. Foto Di Graz |
Y a la salida del
teatro algunos que se acercan a “tú, que entiendes de esto, explícame”.
Es legítimo el afán
del espectador por conectarse de alguna manera con el espectáculo, darle a cada
momento una explicación, una equivalencia en un universo narrativo, historia,
mensaje, significado. Hacer apuestas con el “mundo ordinario”. Pero hay que
tener calma; ese esfuerzo ilustrativo y esa especulación es infinita. Por lo
general, siempre termina en cansancio y no en soluciones.
Tragedia Endogonidia |
Hey Girl!, la obra
del reputado director italiano Romeo Castellucci, no es uno de sus trabajos más
estruendosos. Aquí no entran, como en otros montajes, perros a morder a los
actores; no hay bebés en urnas de cristal; no hay un gigantesco toro vivo; no
hay un yeti negro o uno blanco sobre un campo de nieve; no hay niños
ensangrentados, ni caen carros desde el cielo. Dentro de su historial, digamos
que Hey Girl! es un trabajo sencillo. Ojo, no digo menor. Romeo Castellucci
junto a su hermana Claudia son los principales
de la Sociedad de Teatro Rafaello Sanzio, y aunque el título diga teatro,
Castellucci insiste en que estudió la pintura, la escultura, la arquitectura,
pero que ha estudiado muy poco el teatro, "no lo consideraba como cosa
mía, para mí el teatro no era mi casa”.
Romeo Castellucci |
No trabaja sobre un
texto, aunque sí con cierta literalidad del texto. “Si el nombre del personaje
literalmente traduce señora gorda, pongo una mujer de 150 kilos”.
Hey Girl. Foto Di Graz |
No es que el teatro
se haya agotado y derive en estas formas, sino que su riqueza es tanta y sus
procesos históricos son tan alterados y a veces cíclicos, que las artes
plásticas, además de otras artes, se apoyan en él y él en ellas para brindarse
respiros e impulsos. Hace algunos años un sector insistió en decir que el texto
en el teatro había muerto (otra de las tantas muertes que a diario se le hacen);
llegaron las expresiones visuales y el auge de la danza teatro. Pero al poco
tiempo aparecieron los autores que volvieron al texto sin retroceder en la
Historia; retroceder es imposible.
Tragedia Endogonidia |
Sostenidos en formas
clásicas de estructuración, el texto volvió a tomar fuerza con autores como
Koltes, otros explotaron de nuevo a Aristóteles como Sarah Kane, Heiner Muller,
el bloque argentino. El texto no renació porque no se había muerto; era una
pausa de exploración para regresar con más potencia. El eje pocas veces ha
dejado de ser el texto.
Hey Girl. Foto Di Graz |
La ecuación no es
que el teatro se esté muriendo y esté llegando al punto de volverse una más de
las expresiones plásticas, ni al contrario. Entre los dos se utilizan, se
desarrollan.
En el caso de Hey
Girl! es evidente. Lo que pasa es que el teatro aquí se convierte en continente, una especie de
recipiente para que sucedan los momentos que quiere el director. Dialogan lo
plástico, la luz, el sonido, todo en una armonía perfecta con ciertos textos
generosamente trabajados en español por la performer, pero el teatro no llega.
Más que la ausencia de la historia, de un principio, un fin o un desarrollo (ya
nos dimos cuenta de que a veces se puede vivir sin eso en escena, sólo a
veces), faltan crisis. Los enfrentamientos, dolores y llantos son de concepto y
no de acción. Ahí es donde levanto la mano. Puedo quedar sin respuestas, ¡claro!
Pero debo tener la posibilidad de por lo menos hacer las preguntas. De lo
contrario me quedo en el efecto, en el rayo láser, en el material que se
derrite durante hora y quince, en la exactitud con la que se rompen los
vidrios; eso es lo que menos persigue Castellucci, "lo técnico debe ser
invisible" dice, pero aquí no sólo se hace visible sino que corre el
peligro de volverse lo más importante.
Hey Girl. Foto Di Graz |
¿Decapitación
histórica (Ana Bolena, María Estuardo) o decapitación simbólica de alguna etapa
de la vida?
¿La espada es la
justicia? ¿Ser golpeado es ser golpeado por fantasmas, amigos imaginarios?, ¿La
otra es otra parte del mundo, otra raza, ancestros, la esclavitud? El esfuerzo no está en descifrar. La obra no tiene que ver con una interpretación básica
o con una competencia enciclopédica. Es abrirse a lo que allí sucede, pero para
eso, el espectáculo también tiene responsabilidades.
Hey Girl. Foto Di Graz |
La multiplicidad y la fragmentación son contemporáneas claro, parte de nuestra vida cotidiana, pero no son las únicas posibilidades. Tanto la vida como el arte necesitan de puntos de referencia; ¿por qué excluirlos? Un exceso de refinamiento puede derivar en caminos tan secretos que solo son recibidos por quien los elabora.
Hey Girl. Foto Di Graz |
¿Que el teatro está
en crisis? Claro, lo repito, ése es el origen del teatro: las crisis, las
rupturas; siempre lo ha estado. Nació de una crisis. Crisis es acción y la
acción siempre viene de una ruptura. Decir sí
es romper con decir no; así comienzan los problemas.
No es uno u otro.
¿Cuál es el afán de matar? ¿Desde que apareció el boxeo ha debido desaparecer
el ballet? No, es una variación, más ruda y viva, pero una no atenta contra la
otra. Se complementan, así los fundamentalistas de Cascanueces escupan a los
que gritan en el ringside.
Hey Girl! es una
pieza bella, llena de consecuencias, o tal vez causas, con momentos
inolvidables. Lo que pasó allí alguna vez se sabrá.
Después de ver por
fin en vivo a Castellucci y admirarlo como uno de los grandes en su derivación
escénica como Matthew Barney, Bob Wilson, Richard Foreman o Jan Fabre, vuelvo al teatro.
De las obras que vi en el Festival, esta queda con mucha fuerza en mi memoria. La mujer y el caos fueron dos elementos en los que durante esa convulsionada hora y cuarto estuve pensando. Gracias por compartir lo que pensás, vos que sabés de teatro.
ResponderEliminarHey Girl era còmo entrar en un proceso de trance, Castellucci juega con tu mente y nos lleva a otros territorios que van màs allà de la fàbula y de el cuèntame una historia que siempre pide el pùblico que va a teatro.Rubiano, dice que despuès de ver a Castellucci "...vuelvo al teatro", tal vez a lo que queremos volver es a la necesidad de sentir un terreno firme en el cual pisar, Castellucci como en el budismo zen nos propone caminar en el vacio y eso nos aterra.
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